Se define a la cultura organizacional como una suma determinada de valores y normas que son compartidos por el potencial humano de la organización. Esta cultura controla las interacciones de unos con otros y de ellos con el entorno. Los valores organizacionales son creencias e ideas sobre las formas de lograr los objetivos estratégicos y operativos compartidos, en el marco de la mejora permanente de la competitividad.

La creciente complejidad estructural, cultural y demográfica genera nuevas condiciones de interrelación. Es importante e imprescindible adecuar la cultura organizacional a la dinámica cultural del contexto.

Los niveles jerárquicos, es decir, los líderes de las organizaciones, deben ser los responsables de la continua renovación de la cultura organizacional y de su transferencia a todos los integrantes de la empresa, a través y fundamentalmente del ejemplo en el desarrollo de las actividades cotidianas.

Según la Unesco, en el año1982, declaró:

 

“…que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”.

 

Un factor íntimamente relacionado con el que nos ocupa es “el capital social” de las organizaciones, incorporado a la actividad empresaria en las últimas décadas y que tiene en cuenta conceptos tales como:

 

“Las organizaciones con mayor capacidad de desarrollo sostenible, son aquellas que sitúan su cultura y acción en el conjunto de la red empresarial y social en la que interactúan. Sus vínculos abarcan más allá de los estrictamente empresariales. Son parte activa de la vida y desarrollo del entorno. La empresa se constituye así en un “proyecto humano” activo en la construcción de la realidad social y comunitaria. Al mismo tiempo, la fortaleza de la red comunitaria y social facilita el desarrollo de la cultura y la acción empresarial”.

Miguel Ayerbe Echeberría y otro
Fac. de Humanidades- Univ. de Deusto – Campus de San Sebastián

 

Para concluir podemos decir que las organizaciones, al igual que en los temas de actualización científico-tecnológica, generada en el entorno de su interés en lo referente a sus productos y procesos, debe hacerlo también en lo referente a la cultura organizacional, pilar fundamental de las empresas que son competitivas con crecimiento sostenido.

 

Juan Manuel Arroyo
juanarroyo@ramonarroyo.com.ar