A los 21 años, cuando Hawking finalizaba sus estudios universitarios, le fue diagnosticado esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Esta enfermedad le ha acompañado a lo largo de su vida y de sus investigaciones y no ha representado un impedimento para llegar al éxito profesional y personal (tiene tres hijos y un nieto).

Hawking explica que “antes de que diagnosticaron mi enfermedad, me sentía aburrido de la vida, me parecía que no había nada digno por hacer. Después de salir del hospital, comprendí repentinamente que había muchas cosas con mérito que podía hacer. De hecho, después descubrí que estaba disfrutando de la vida mucho más que antes.” El científico incluso ha compaginado su visión de la vida con sus estudios, en una ocasión escribió que “la especie humana es tan insignificante comparada con el Universo que ser discapacitado no tiene mucha trascendencia”.

Stephen Hawking, el genio discapacitado, el que más sabe sobre el origen del universo, el que tiene la cátedra de Isaac Newton en la universidad de Cambridge, Inglaterra.

Dominó sus emociones y se adaptó al cambio que la vida le propuso y como.!!!

Nació en 1942, hace 44 años que sufre de ELA, físicamente discapacitado total, pero su mente intacta.

Cuando una empresa inicia una transformación profunda e imprescindible en lo que respecta a la forma de pensar, decir y gestionar la organización, empujada por las exigencias del mercado global, en un alto porcentaje chocan con un problema recurrente: “el factor emocional del cambio”.

Obviamente que toda transformación como la planteada significa, por un lado, una “aventura” con los correspondientes interrogantes de lo que vendrá y por otro lado los cambios generan una sensación de temor por, precisamente, lo desconocido, lo que no sabemos si podremos manejar tal como lo hacemos en la actualidad con lo que conocemos. Estos dos aspectos tienen que ver con la capacidad emocional de cada persona, frente a los cambios que permanentemente la vida nos presenta, de cambiar “un pensamiento” o “un preconcepto” o “un paradigma”, en otras palabras “adaptarse a las evoluciones inexorables e inevitables” del contexto donde nos toca interactuar (vivir), que cada día que pasa se hacen más frecuentes y acentuadas.

Al margen de los problemas de “entre casa” que cada empresa tiene, cuál no?, lo importante y trascendente es la capacidad de cambio de la alta dirección de estas organizaciones que proponen y se proponen más que un cambio, “una transformación” para mejorar los resultados de la organización con la finalidad de mejorar la calidad, de lograr un crecimiento con rentabilidad sostenible en el tiempo y consecuentemente una garantía de mantener la fuente de trabajo de todos los colaboradores y respectivas familias. El fin es excelente y los medios se generan entre todos, que sean también excelentes.

Me pregunto: si Stephen Hawking logró dominar sus emociones y cambió adaptándose a la no muy justa propuesta que la vida le presentó, podrán las personas de estas organizaciones adaptarse a un cambio justo, necesario y natural que se deben proponer todos, además de la Dirección?

 

Ing. Ramón Arroyo
consultora@ramonarroyo.com.ar